martes, 28 de octubre de 2008

PROBLEMAS EN EL PARAISO DE LA EUROZONA. Los alemanes rechazan los euros de España, Italia, Grecia y Portugal.

Los consumidores alemanes han comenzado a rechazar los euros con números de serie procedentes de Italia, España, Grecia y Portugal. El apoyo social a la Unión Monetaria podría estar decreciendo en Alemania, que es el pilar del sistema, y crece el temor a que la crisis económica provoque que el euro del sur pueda cotizar en el futuro con descuento frente al euro alemán.

Los banqueros germanos llevan detectando desde hace algún tiempo un curioso patrón de comportamiento entre sus clientes. En concreto, están retirando dinero en efectivo directamente de las sucursales bancarias (es decir, no a través de los cajeros automáticos), pero discriminando los billetes en función del origen de los mismos. Así, proceden a cambiar los euros impresos en los países del sur de la UE (cada país tiene un número de serie) por billetes impresos en Alemania.

Cada país de la Eurozona imprime sus propios billetes en función de su peso económico, y bajo las estrictas directrices monetarias impuestas por el Banco Central Europeo (BCE). El euro alemán se diferencia por una X al comienzo de los números de serie, el italiano comienza con una S, mientras que el español inicia la serie numérica con una V.

Las distintas monedas son totalmente intercambiables al contar con una convertibilidad 1:1 gracias al respaldo monetario del BCE. Además, pueden circular libremente a través de la zona euro, al igual que en el ámbito internacional. Sin embargo, algo está cambiando acerca de la confianza social de papel moneda de la UE, en función de su origen.

Los alemanes temen que los euros procedentes del sur puedan perder valor en el futuro ante el surgimiento de una profunda crisis económica que afecte a distintos Estados miembros. De hecho, un proceso similar aconteció en los EEUU bajo la presidencia de Jackson en 1840, cuando el dólar impreso en distintos estados se negociaba en el mercado a diferente valor.

La preocupación fundamental parece ser el alza de los precios. El consumidor alemán parece culpar a la nueva moneda del fenómeno inflacionario. Alemania ha registrado el IPC más elevado de los últimos 25 años, y la sociedad germana aún mantiene muy viva en su recuerdo colectivo las traumáticas experiencias hiperinflacionarias sufridas en los años 20 y en los años 40, tras la II Guerra Mundial.

Los alemanes acrecientan sus dudas respecto al euro, sobre la base de que el antiguo marco alemán constituía una moneda más fuerte y estable que la comunitaria.

¿Cotización variable en función del origen?

Según el Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE), la idea que subyace de fondo es “el riesgo futuro de que los euros españoles terminen cotizando con descuento frente a los euros de Alemania y que, incluso, España pueda ser expulsada de la zona euro. En este último caso, el valor de la divisa española sólo estaría respaldada por los activos del Banco de España, cuya calidad se ha visto seriamente empeorada debido a las “ventas de oro”.
Dicha entidad lleva advirtiendo desde hace tiempo que “las ventas de oro sólo debilitan la situación del sistema bancario emisor de nuestra moneda de curso forzoso, habida cuenta de que el respaldo del euro disminuye y con él las posibilidades de proteger su valor en los mercados internacionales. La política del Banco de España es tanto más irresponsable si tenemos en cuenta el enorme déficit por cuenta corriente que presenta España y que tarde o temprano deberá ser pagado”.


Según estos expertos, “aunque pueda sonar extraño que el euro español pueda cotizar con descuento frente al euro alemán, hay que tener presente que si ahora mismo no están cotizando con descuento es porque formalmente existe una convertibilidad 1:1 respaldada por la política del BCE. Sin embargo, nada impide que la gente discrimine pasivos de calidad distinta”. Y es que, “no es lo mismo el sistema bancario alemán que el español, incluyendo sus bancos centrales”, asevera.

El euro es un pasivo del banco central y, por tanto, un activo de sus tenedores. Obviamente, no es lo mismo la calidad de los activos de cada banco central.


Según el OCE, el riesgo implícito en todo este proceso que se comienza a percibir en Alemania consiste en un fenómeno “bastante similar a lo que sucedió en Argentina durante el corralito”. Los depósitos bancarios (incluyendo los derechos contra ellos, como los cheques) podían tener un valor nominal de X pesos. Sin embargo, “cuando se impidió la retirada de los depósitos, aparecieron los arbolitos, gente que se situaba detrás de los arbustos y que compraba cheques a cambio de pesos en efectivo.

A pesar de que en teoría el peso del cheque tenía el mismo valor que el peso en efectivo (convertibilidad 1:1), el peso del cheque comenzó a cotizar con descuento frente al peso en efectivo. “Y es que los individuos no valoran igual los activos que las promesas de entrega de activos”, de cuyo valor futuro se desconfía.


Sin embargo el Tesoro español no acepta deuda pública de Italia. Por otra parte, la discriminación de papel no sólo está afectando a los billetes de euro que se emplean a nivel de usuario. El mercado secundario también ha comenzado a percibir un fenómeno similar. Así, el Tesoro Público de España anunció recientemente que ya no estaba dispuesta a aceptar la deuda emitida por el Gobierno italiano como colateral (garantía crediticia) para la concesión de préstamos a corto plazo, informa Bloomberg.

Tal decisión pone de relieve la escasa confianza que tiene el organismo nacional sobre la posibilidad de que Italia logre reequilibrar sus deterioradas finanzas públicas para 2011, tal y como prevé el Gobierno de Berlusconi. En este sentido, el Tesoro español tal sólo aceptará a partir de julio la deuda pública de mayor calidad (con calificación crediticia AAA) para respaldar la concesión de préstamos a corto plazo, ante la sequía que todavía pervive en el mercado financiero internacional.