domingo, 29 de septiembre de 2013

DEFENSA DE LA HISPANIDAD. EL DÍA 12 DE OCTUBRE






Defensa de la Hispanidad






Se acerca el 12 de octubre, fecha que, más allá de las diversas opiniones, marca el hecho cierto e ineluctable del nacimiento de una nueva raza, etnia, cultura, ecúmene o civilización, llámese como se quiera o como se le ocurra al más pintado. Pero el hecho bruto es que los americanos no somos “ni tan españoles ni tan indios”, como afirmó Bolívar. Y esto no lo puede negar nadie. Si bien, y esto es lo que tiene prensa y se lee, hoy la tendencia políticamente correcta es “hacerse el indio”, trabajando de indio tanto contra el mundo criollo como contra España. Pero el mundo criollo, aquel que no es ni tan español ni tan indio, es el producto más genuino que dio América en estos quinientos años de historia, y el día de la raza es su partida de nacimiento. El resto son tonterías, y stultorum infinitus numerus est, decían los viejos filósofos.

En Argentina este día fue establecido por ley del presidente argentino Hipólito Yrigoyen el 4 de octubre de 1917. Este decreto instituyó el 12 de octubre como "Día de la Raza" y declaró ese día como "Fiesta Nacional". Logró además la adhesión de casi todas las naciones americanas. Así, por iniciativa del filósofo mejicano por antonomasia, don José Vasconcelos, México lo establece a partir de 1928. Incluso los Estados Unidos lo festejan como el “Columbus day”.
El Día de la Raza fue instituido para unir a aquellos pueblos o países que tienen en común la lengua, el origen y la religión. Se puede considerar entonces esta fecha como ocasión para detenerse a pensar y ver que las naciones americanas deben su particular carácter a la mixtura de lo hispano-criollo, y es sabido por cualquier antropólogo cultural que lo hispano involucra en su concepto pluralidad cultural, étnica y racial. He aquí la riqueza de lo hispánico. Por otra parte, es un gravísimo error conceptual limitar lo hispánico a España. Ya lo enseñó esto hace muchos años el más grande pensador nacional brasileño, Gilberto Freyre: “Nosotros somos doblemente hispanos, por americanos y por portugueses”.
Simétricamente, desde el lado español y portugués deben reconocer que ellos mismos han sido modificados sustancialmente con el descubrimiento, conquista y colonización de América.
La formación de una conciencia
Nuestra conciencia hispanoamericana, y ésta es una de nuestras principales tesis, surge de la simbiosis de dos cosmovisiones: la bajo medieval o arribeña, que nos llega por vía de España y Portugal, y la indiana o precolombina.
Nuestra conciencia se constituye –hablando filosóficamente- no como un compuesto sustancial, sino como un mixto perfecto, pues nuestra identidad surge por fusión y no por mezcla de diversos elementos completos en sí mismos –lo bajo medieval y lo indoamericano como cosmovisiones-. Las mismas forman un todo natural: la conciencia hispanoamericana, que es análogamente diferente a los elementos de que está compuesta, tanto a lo indo como a lo europeo.
Pero ¿qué rasgo propio de aquellos aborígenes de mil lenguas y centenares de etnias perduran en nosotros? ¿Y qué rasgos propios habitan en nuestra conciencia de aquellos españoles de cien orígenes que poblaron Iberia y forjaron América?
Destacamos dos: la categoría de tiempo que nos viene de nuestra matriz telúrica. Este tiempo tan americano expresado en el término “siesta”, que la prepotencia de la lengua inglesa tuvo que adoptar como propio. Este tiempo entendido como un madurar con las cosas, dándole a cada una su tiempo. Este tiempo definido en el Martín Fierro como tardanza de lo que está por venir. Este es el tiempo existencial que habita en nosotros los criollos americanos y que desde siempre ha sido caracterizado por la conciencia ilustrada y progresista como “indolencia nativa o gaucha”.
Y por otro lado tenemos el sentido jerárquico y teleológico de la vida y de valores objetivos que proviene de la cosmovisión católica o bajo medieval, “que es la que rescata al indio americano de la oscuridad de sus ídolos”, en la expresión de Jaime Eyzaguirre. Claro está, que lo católico en Hispanoamérica no es simplemente un rasgo confesional, sino más bien un rasgo antropocultural más allá de su confesionalidad o no. Esta imbricación cultual heterodoxa entre la Pachamama y la virgen morena de Guadalupe con su carácter de encinta son prueba de ello.
La fiesta del 12 de octubre viene a conmemorar, a memorar en conjunto, todas estas cosas entre los hombres y mujeres que formamos parte de esta ecúmene tan particular como lo es la iberoamericana, junto con España y Portugal. Sobre nosotros se puede decir lo que se quiera, y de hecho, así se hace, pero hay algo que no se puede hacer sino faltando absolutamente a la verdad: el definir nuestra identidad como aquella de todos por igual.
Hoy nuestros gobiernos de turno, y nuestros intelectuales orgánicos a los mismos, no piensan en estos términos, que se fundan en categorías necesarias y permanentes, sino en la apariencia fenoménica de la sociedad de consumo (que además de cosas consume ideas). Pero ello sabemos que no es filosofía y que tarde o temprano pasará irremisiblemente como un pensamiento anecdótico.

















LA EVA MITOCONDRIAL. ¿NUESTRA PRIMERA MADRE?

La fecha en que vivió «Eva» se encoge

La mayoría de los creacionistas ya habrán escuchado la hipótesis de la «Eva mitocondrial», el hallazgo que todos los humanos modernos se pueden rastrear hacia atrás hasta una mujer. Algunos hallazgos recientes sobre cuando se supone que vivió «Eva» son muy alentadores para los creacionistas. Pero primero hay que recordar algunas cosas, y ojalá deshacernos de los malentendidos comunes.
Los evolucionistas no dicen, ni puede asegurarse, que esta evidencia prueba que sólo había uan mujer viva en un punto del pasado. Los que sostienen la teoría de «Eva» ciertamente insisten que todos los humanos modernos descienden sin duda de una mujer. Sin embargo, ellos creen que había otras mujeres presentes en ese tiempo, y que cualquiera de estas mujeres pudo haber contribuido con información de ADN a nuestra presente partida de genes de la humanidad. ¿Cómo se da esta aparente contradicción?
La respuesta está en el hecho que mientras todos nosotros heredamos el usual complemento de ADN (nuclear) de nuestra madre y nuestro padre, sólo heredamos ADN mitocondrial (ADNmt) de nuestra madre. Piense en un apellido, sólo que relacionado al sexo opuesto. En nuestra sociedad, heredamos el apellido sólo de nuestro padre. Un apellido se puede «extinguir» sin implicar que toda la gente de esa línea se haya muerto — todo lo que se requiere es que sólo haya descendientes mujeres en una línea.
De la misma manera, si una línea de descendencia en una población humana sólo tiene hombres en algún punto, entonces esa línea «se muere» en lo que respecta a su «firma mitocondrial» — p.e., el ADN nuclear sigue siendo pasado, pero no el ADNmt. Para que se entienda más fácilmente, volvamos a la analogía del apellido (luego se sustituyen simplemente mujeres por hombres). Imagine que una isla es colonizada por cuatro parejas, cada una con los nombres Harry y Sally, pero con cuatro apellidos diferentes: Smith, Jones, Brown y White. En el debido tiempo la población crece, con cada generación casándose sólo con los otros apellidos disponibles. Es sencillo elaborar una simple simulación de computador para mostrar que tan fácil puede «morir» un apellido — con una línea terminando sólo en hijas. Al tiempo, toda la gente en la isla podría terminar con un solo apellido — digamos Smith. (De hecho, eso es lo que pasó en Pitcairn Island, habitada por los descendientes de los amotinados Bounty — todos terminaron con el mismo apellido después de unas generaciones.) Esto sólo es probable donde hay un núemro pequeño de apellidos para iniciar, p.e., una población original pequeña; si el número de apellidos es muy largo, se hace muy improbable que se llegue hasta uno.
En un sentido se podría decir que «Harry Smith» es el «padre de todos en la isla». Pero eso no implica que Harry Jones, por ejemplo, no es el ancestro de ninguno de ellos. Harry Jones pudo haber contribuido con ADN nuclear a cualquiera de los isleños de hoy, sin ser su «ancestro de apellido».
Digamos que usted estrá investigando esa isla en particular, sin el beneficio de algún registro escrito. Usted nota que toda la gente en la isla es de apellido Smith. Eso puede ocurrir por dos razones:
  1. Porque en realidad sólo había una pareja que colonizó la isla en el principio, de apellido «Smith», o
  2. Sólo había un pequeño número de apellidos en la isla al comienzo, y los otros apellidos se extinguieron.
Regresando al debate de «Eva», es claro por el ejemplo anterior (intercambiando los sexos) que la evidencia del ADNmt, que ha sugerido que todos los humanos modernos vienen de una mujer, puede significar dos cosas.
  1. Sólo había una pareja en el principio — p.e, la Eva mitocondrial podría ser la Eva real (bíblica), o:
  2. Todos los humanos modernos descienden de sólo una pequeña población existente en un tiempo. Las otras «líneas mitocondriales» (de otras mujeres viviendo junto a la que cuyo «apellido» mitocondrial se encuentra en todas las poblaciones hoy) se han extinguido cuando quiera que una línea no hubiera tenido descendencia femenina. La «Eva Mitocondrial» es la única de la población original en cuya descendencia siempre ha habido descendientes femeninas en cada generación. Cualquiera de las otras mujeres viviendo junto a ella pudieron haber contribuido con ADN nuclear a las poblaciones de hoy, por medio de sus hijos.
Confío que la analogía es clara. Los datos de la Eva mitocondrial no obligan la creencia de que sólo había una mujer de la cual todos descendemos — en otras palabras, no prueba la Biblia — pero — un «pero» muy importante — es definitivamente muy consistente con ella. En otras palabras, si hubiera habido más de un «apellido» mitocondrial, se presentaría un desafío severo al escenario bíblico. Y no era algo que los evolucionistas esperaban. Para explicarlo en el escenario de ellos se requiere una población pequeña de humanos modernos que se levanten en una parte del mundo (humanos arcáicos habiendo ya evolucionado y esparcido a través del globo), y de ahí, esparcirse para reemplazar todos los humanos menos-evolucionados, de manera que todos descendemos de esa pequeña población original (la teoría «desde-el-África» o «Arca de Noé» de la evolución humana). El creacionista bíblico concluiría que la mujer sugerida por los datos mitocondriales es casi con seguridad la Eva real.1
                                                     

¿Cuándo vivió «Eva»?

Los evolucionistas, conscientes de la forma en que el descubrimiento de la Eva mitocondrial podría ser visto como vindicador de la Biblia, lo han negado diciendo que su «Eva» vivió hace mucho más tiempo que la Eva bíblica. ¿Cómo lo calculan? La respuesta tiene que ver con el porqué se llegó a este escenario en primer lugar. Se sabe que el ADNmt es más transparente a la selección que el ADN nuclear. En otras palabras, hay muchos lugares donde una «letra» genética puede ser reemplazada por otra a causa de un «error de copia» mutacional sin causar problemas al organismo. Comparaciones entre varios grupos de personas vivas hoy se pueden hacer sobre la base del número de letras que son «diferentes», habiendo sido sustituidas por mutación. Los humanos modernos estaban mucho más cerca de los otros de lo que la teoría de la evolución estándar había predicho, por consiguiente de la teoría desde-el-África.
Los evolucionistas han adivinado cuándo vivió su Eva mitocondrial vía la idea del «reloj molecular» — p.e., que hay un rango más o menos fijo de sustituciones mutacionales por año en una población. ¿Cómo saben cuál es ese rango — en otras palabras, cómo se calibra ese «reloj molecular»? Usando asunciones evolucionistas acerca del tiempo de los eventos, basadas en su interpretación del registro fósil. Por ejemplo, si se cree que los humanos y los babuinos, compartieron un ancestro común por últma vez hace «x» años, y si el número de diferencias entre el ADNmt del babuino y el humano es y, entonces el rango de sustitución por año es y/x. De esta manera, los estimados de cuándo vivió «Eva» han variado desde tan bajo como 70,000 a 800,000 años atrás, más comúnmente en el rango de 200–250,000 años.
Se ha dicho recientemente que los Neandertales no eran ancestros humanos directos, sino una especie diferente. Esta afirmación ha sido hecha sobre la base del número de diferencias sustitucionales en una tira de ADNmt entre la única extraída del único Neandertal estudiado alguna vez y el promedio de las poblaciones de hoy. En un modelo bíblico consistente, no habrían «proto-humanos» teniendo música, joyas, trueque, vestido, refugio, sofisticadas armas de caza y similares. «Si él/ella actúa en tantas maneras como humano, él/ella es un humano» — y por tanto descendiente de Adán. Los Neandertales (algunos de cuyos rasgos físicos se pueden encontrar en algunas poblaciones europeas) no eran una especie diferente (o una raza sin espíritu no-descendiente de Adán, como proclaman los Rossistas) sino humanos del post-diluvio, representando un subgrupo de la partida original de genes que se rompió en Babel.
Los creacionistas han respondido correctamente a la «edad» de Eva y a las aseveraciones sobre los Neandertales diciendo que las calibraciones del reloj molecular están muy equivocadas.2 Puesto que, por ejemplo, la (verdadera) Eva de los creacionistas vivió sólo unos miles de años atrás, las sustituciones mutacionales en el ADNmt debieron haber ocurrido más rápido que el rango asumido por los evolucionistas para datar.

EL ADN MITOCONDRIAL:

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Las migraciones humanas segun el adn:





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Buenas Noticias

De hecho, un número de estudios recientes en poblaciones vivas ha dado resultados que indican un rango mucho más alto de mutación en el ADNmt humano.3,4
Aunque no todos los estudios a la fecha han dado el mismo rango alto, por lo menos dos estudios, que miran directamente a sustituciones que ocurren hoy, han encontrado rangos hasta 20 veces más altos que de los previamente asumidos.(5) Estudios en los huesos del último Zar de Rusia también mostraron que él, junto con el 10–20 % de la población, en realidad tuvierton por lo menos 2 tipos de ADNmt, una condición llamada «heteroplasmia», también causada por mutaciones.3 Esto, también, acaba con las calibraciones del «reloj molecular».
De acuerdo a una revisión de los datos, estos resultados recientes indicarían que la Eva mitocondrial «vivió hace 6500 años — una cifra claramente incompatible con las actuales teorías de los orígenes humanos. Aún si el último ancestro mitocondrial común es más joven que el último ancestro común real, permanece enigmático cómo surgieron la conocida distribución de poblaciones humanas y la partida de genes en los últimos miles de años.»4
La revisión de las «Noticias de Investigación» de la revista Science va aún más allá acerca de la fecha de Eva, diciendo que «usando el nuevo reloj, apenas tendría unos 6000 años de edad.» El artículo dice acerca de uno de los equipos de científicos (el equipo Parsons5) que «estudios evolucionistas les indujeron a esperar cerca de una mutación en 600 generaciones… se “asombraron” al encontrar 10 cambios de bases-pares, que les daba el rango de una mutación cada 40 generaciones.»4
Los evolucionistas han tratado de evadir la fuerza de estos resultados respondiendo que el alto rango de mutación sólo ocurre en ciertos trozos de ADN llamados «puntos calientes» y/o que el alto rango (observado) causa mutaciones en reversa que «borran» los efectos de este alto rango. Por lo tanto, convenientemente, el rango es asumido alto durante un corto periodo de tiempo, pero efectivamente bajo durante un periodo largo de tiempo. Sin embargo, esta es una petición especial para salirse de la dificultad, y la carga de prueba está en que los evolucionistas sostengan las vastas edades para «Eva» delante de estos documentados rangos de mutación modernos. Estos son sin duda resultados alentadores para los creacionistas. En resumen:
  1. Los hallazgos de la Eva mitocondrial estaban, en primera instancia, en línea con las expectativas basadas en la biblia; aunque no probaban la Eva bíblica, eran consistentes con su realidad, y no habían sido predichas por la teoría de la evolución.
  2. Las fechas asignadas a la Eva mitocondrial según los evolucionistas descartaban la Eva bíblica. Pero estas fechas se basaban en asunciones del «reloj molecular», que eran calibradas por creencias evolucionistas acerca de cuándo ocurrieron ciertos eventos evolutivos, supuestamente hace millones de años atrás.
  3. Cuando estos rangos asumidos se confrontaron con el mundo real, los resultados preliminares indicaron que el «reloj molecular» mitocondrial está corriendo a un rango mucho más rápido de lo que los evolucionistas creían posible. Si esto es correcto, significa que la Eva mitocondrial vivió hace de 6,000 a 6,500 años atrás, justo en el momento de la «madre de todos los vivientes» (Génesis 3:20).
  4. Estos hallazgos de tiempo real también debilitan seriamente el caso del ADN mitocondrial que argumentaba (erróneamente) que los Neandertales no eran verdaderos humanos. 

                              Mitocondria portando su propio ADN

 EL ADAN respecto al gen Y

Lo mismo ocurre con el cromosoma Y. Es el cromosoma del sexo masculino. Sólo la tiene el sexo masculino y, por tanto, sólo lo transmite el padre. Funciona igual que el apellido.

Si en una tribu hay treinta genes Y (Y1, Y2,...Y30) y en un momento, por eso del azar, un hombre (Y17) sólo deja descendientes femeninos, el cromosoma Y17 desaparece. Si después, por la misma razón, desaparece el Y1, después el Y2,.... Al final sólo queda un Y. Ese es el Adán de cromosoma Y. Eso ha pasado realmente, toda la humanidad tenemos un cromosoma Y que sería idéntico sino hubiera sido por mutaciones ocurridas desde ese primer Adán. Creo que interesante insistir en que eso no ha disminuido el acervo genético. No hay nada especial el el gen Y que ha sobrevivido.

LA EVA MITOCONDRIAL

Si hacemos el razonamiento con las mitocondrias, que sólo se heredan de la madre, veremos algo parecido. Pensemos en la tribu, en la que hay treinta mitocondrias diferentes (M1, M2, M3,...M30). En un momento determinado la mujer M17 sólo deja varones. El M17 desaparece. Desaparece el M17 no el código genético nuclear que se transmite tanto de hembras como de varones.

 

Vamos a representarlo gráficamente para comprobar como toda la población puede provenir de una única hembra y un único macho separados por varias generaciones:

                              

En este primer gráfico, únicamente hemos considerado la ascendencia materna. Cada una de las hembras de la primera generación se ha coloreado de forma diferente, para expresar que un macho o una hembra azules en la segunda generación serán hijos de la hembra azul, mientras que todos los machos y hembras amarillos serán hijos de la hembra amarilla. La línea paterna se ignora. Como puede observarse, la hembra rosa y la hembra morada solo tienen hijos, por lo que su línea materna se acaba en la primera generación. Dicho de otra forma, no hay mitocondrias rosas o moradas en la segunda generación.
Podemos ver cómo, a lo largo de las generaciones, hembras de distintos colores tienen hijos e hijas, pero en algún momento no dejan descendencia femenina, acabándose también su línea materna. En la última generación, todos los individuos proceden de la misma hembra (la de color rojo), mientras que el resto de líneas maternas se han extinguido. Vemos así, muy claramente, cómo hay varias líneas maternas a lo largo de la historia, hasta la generación penúltima, donde solo quedan hembras rojas. Podemos decir entonces que tota la generación actual proviene de una sola hembra que vivió seis generaciones atrás. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del padre, dado que a lo largo de las generaciones han contribuido padres de distintas líneas; por ejemplo, podríamos tener participación de padres azules, rosas verdes o a amarillos.
Esto se debe a que la aportación paterna no va pareja, y podemos verlo en este otro gráfico donde se ha considerado solamente la otra línea. Nótese que aquí solo podemos hablar de los varones, dado que estamos utilizando como marcador la parte no homóloga del cromosoma Y, inexistente en las hembras.
                              
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En este otro gráfico únicamente se ha considerado la línea paterna, asumiendo monogamia y desarrollando los cruces del gráfico anterior. Nótese que únicamente se representan a los varones, dado que el cromosoma Y no es heredado por las hembras. Por ello, y a diferencia del caso anterior, podemos decir que todos los varones  provienen de un único macho (Adán cromosomal-Y) que vivió una generación después de la Eva mitocondrial, y que ni siquiera estaba emparentado con ella.
Es importante señalar que en este ejemplo, sabemos con exactitud los cruzamientos, mientras que en la realidad nos basamos en estimaciones de relojes moleculares que, lógicamente, no pueden obtener la misma precisión ni por asomo. Sin embargo, el fundamento del ancestro común más reciente es igualmente válido.


Observaciones

Con mucho tiempo, al final siempre habrá una sola EVA y un solo ADAN, pero para que lo explicado se produzca en un tiempo razonable es necesario que el número de mitocondrias diferentes sea pequeño y la población total pequeña. Y eso es lo que parece que ocurrió a la humanidad; en un momento indeterminado hubo una enorme contracción de población, algunos cálculos dan entre 10 000 y 100 000 personas. Y eso permitió la aparición de la EVA y del ADAN.

Es decir, la EVA mitocondrial no sólo dice que todos los humanos tenemos un ancestro común femenino común y el ADAN gen Y, nos dice que tenemos otro masculino; sino que también nos dice que no hace muchos años toda la humanidad tenía un número de individuos muy pequeño. Esto confirma la igualdad esencial de todos los seres humanos aunque ni EVA tenía nada de especial ni ADAN tampoco. Incluso ni EVA conoció a ADAN, ni vivieron en la misma época.

Pero si seguimos investigando o al menos tratamos de informarnos, en cada uno de nuestros billones de células existen numerosos orgánulos que se encargan de asegurar el transporte de energía. Son las mitocondrias, responsables de nuestro metabolismo, y que a partir de los años 60 se descubrieron como mucho más importantes aún de lo que se creía. Ello se debe a que estos pequeños órganos contienen ADN, que anteriormente se creía que existía únicamente en el núcleo celular. El ADN mitocondrial, a diferencia del nuclear, no se mezcla en la reproducción. Es decir, las mitocondrias se clonan, más que reproducirse; todas las mitocondrias que tenemos cada uno provienen de una sola mitocondria, que heredamos de nuestra madre a través de su óvulo que fue fecundado. El linaje de ese ADN, que es mucho más pequeño que el del núcleo de las células, se transmite por lo tanto por vía materna.

Hace unos años, un investigador norteamericano, Dough Wallace, que estudiaba una enfermedad hereditaria bastante rara, llamada “neuropatía óptica hereditaria de Leber”, descubrió que esta enfermedad se transmitía de madres a hijos, siempre, pero que no estaba ligada a los cromosomas sexuales, el par número 23 compuesto por un cromosoma de tipo X y uno de tipo Y en los hombres y dos X en las mujeres. Era precisamente el ADN mitocondrial el responsable de transmitir la enfermedad. A partir de este estudio se comprendió la importancia de la información que contenía este orgánulo. Y cómo podría ser empleado como un marcador para estudiar la evolución humana.

Dado que el ADN mitocondrial se replica, los cambios que se dan en la molécula se deben solamente a errores en la transcripción, variaciones aleatorias de algunas de las bases que componen la molécula. El ritmo de estas variaciones, se puede considerar fijo. Si analizamos esta molécula en una población, las diferentes variaciones en ella entre individuos indican cuánto se aleja en el tiempo el antepasado común. A partir de este análisis, y con numerosas muestras de ADN mitocondrial, los investigadores han llegado a trazar la existencia es esa antepasada común de todas nuestras mitocondrias: esa mujer que, con cierta ironía, llamaron Eva.

Una historia “masculina”

De manera análoga, existe otro material genético en los humanos que pasa de padres a hijos: es el contenido en el cromosoma Y, que no existe en las mujeres. En gran medida, este cromosoma tampoco cambia sino con un ritmo lento: pequeñas alteraciones que van acentuando, a lo largo de las generaciones, la diferencia entre los cromosomas Y de todos los varones humanos.

Curiosamente, el antecesor de todos los varones es mucho más moderno que la de todas las mujeres humanas: 59.000 años es la edad que trazan los sistemas de análisis genético. Esta distancia en el tiempo puede parecer paradójica, especialmente porque, siguiendo la costumbre que se había creado al hablar de la “Eva mitocondrial”, a este antecesor se le llamó Adán. Aunque nunca se conocieron, nuestros genes trazan la historia humana a partir de estas dos personas.

La paradoja se resuelve si entendemos que el material genético humano es mucho más que el cromosoma Y y el AND mitocondrial: son los 23 pares, en esa compleja distribución que se realiza en la reproducción humana, los que aseguran que pertenecemos a la misma especie. Cada gen, dentro de cada cromosoma, de hecho, marca un linaje más o menos antiguo: una historia diferente que, con las técnicas de análisis genético, pero sin olvidar los yacimientos paleontológicos y arqueológicos, permitirán en el futuro conocer mejor nuestros orígenes.

SEPARADO: Y LAS 10 TRIBUS DE EUROPA
El trabajo dirigido por la profesora Semino ha utilizado técnicas similares para analizar el linaje europeo. Esos diez europeos que estadísticamente permiten entender las variaciones entre los cromosomas Y de los varones que habitamos la antigua Europa. El poder de estas técnicas de análisis permite fijar en el tiempo los principales procesos migratorios que ha sufrido nuestro continente: un poblamiento paleolítico, de hace unos 40.000 años, al que se sucedieron otros posteriores, todos viniendo del Oriente Próximo: el correspondiente al periodo Gravetiense, de hace unos 22.000 años y el neolítico, de hombres que trajeron consigo las técnicas de la agricultura, mas reciente, hace unos 9.000 años.

Aunque estos resultados parecen confirmar las hipótesis arqueológicas sobre la población reciente de Europa, queda todavía mucho por saber, especialmente de los primeros momentos del poblamiento de homínidos. Las nuevas técnicas de análisis genético, aparte de su uso forense para identificar paternidades o autorías de delitos, prometen ofrecernos interesantes pistas que Sherlock Holmes nunca habría soñado con tener.


Referencias

  1. Digo «casi con seguridad» para cubrir la afirmación de que ella pudo haber sido parte de la pequeña población post-Diluvio, aunque yo no esperaría suficiente divergencia en el ADNmt en el pequeño número de generaciones entre la creación y el diluvio.
  2. Lubenow, M.L., 1998. Recovery of Neandertal mtDNA: an evaluatio. CEN Tech. J. 12(1): 87–97. 
  3. Loewe, L and Scherer, S. «Mitochondrial Eve: the plot thickens.» Trends in Ecologhttp://creation.com/administrator/index.php?option=com_content§ionid=9&task=edit&cid[]=5858#y and Evolution, 12(11): 422–423, Noviembre 1997. .
  4. Gibbons, A. «Calibrating the Mitochondrial Clock». Science 279(5347): 28–29, Enero 2, 1998. 
  5. Parsons, T.J. et al. «A high observed substitution rate in the human mitochondrial DNA control region», Nature Genetics 15: 363–368, 1997; as cited in ref. 4.