martes, 14 de diciembre de 2010

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA INMIGRACIÓN. INFLUENCIA E IMPACTO EN LOS PRINCIPALES SECTORES ECONÓMICOS DE ESPAÑA.

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA INMIGRACIÓN.
INFLUENCIA E IMPACTO EN LOS PRINCIPALES SECTORES ECONÓMICOS DE ESPAÑA.



Las sociedades actuales a diario se van haciendo más complejas y cada vez más valores como el respeto o la tolerancia deben y es preciso que estén a la orden del día. Los factores que influyen en la sociedad y que ayudan a conformar el carácter de los individuos que la componen aumentan a diario. Nuestra cultura está en continuo movimiento pues, se va formando a partir de los contactos que se establecen entre varias comunidades, lo que permite que ésta evolucione.

Es en este punto donde suele presentarse el dilema, ante la pluralidad de culturas que pueden convivir en un mismo entorno físico, cuál podría ser la forma más correcta y menos discriminatoria para todos que permitiese y facilitase una interrelación cultural. A este interrogante han respondido varios autores y la polémica suscitada en cuanto a ello ha dejado atrás ríos y ríos de tinta.

Unos apuestan por la denominada interculturalidad que consiste en una convivencia de culturas en un mismo espacio, ésta supone además una relación de respeto entre la cultura que pretende integrarse y la que recibe a esa otra.
Otros, se refieren al multiculturalismo que supone un avance con respecto a épocas anteriores pues reconoce una variedad de culturas cada una con unas características y costumbres concretas, favorece el denominado relativismo cultural.
En el caso de España por ejemplo, la inmigración es un factor determinante al respecto, cada día el número de personas que proceden de otros países hacia el nuestro aumenta y esto no constituye peligro ni tampoco debe verse como algo negativo; la inmigración no es una lacra como tampoco lo ha sido años atrás la emigración.
La diversidad cultural no debe constituir un problema, ni tampoco debe ser vista como un tema tabú y negativo. Lo que sí debemos es, entre todos, buscar la mejor manera de afrontar una nueva realidad intercultural que procede de la inmigración.
Todos los países desarrollados han recibido en las últimas décadas fuertes corrientes migratorias, y España no ha sido una excepción a este fenómeno. Lo que distingue la inmigración hacia España de la inmigración hacia otros países desarrollados es que ésta se ha producido en un espacio temporal de unos pocos años y cuando ha empezado, lo ha hecho de forma violenta. No hay que olvidar que la inmigración hacia España comienza a ganar peso en un momento de relativo estancamiento de las economías de nuestro entorno europeo. Al ser el mercado español uno de los más dinámicos de la Unión Europea, España se convierte, lógicamente, en uno de los principales focos de atracción de inmigración.
El crecimiento de la población extranjera residente en España ha sido muy rápido en muy pocos años. En 1996 residían en España poco más de medio millón de extranjeros; en 2005, la población extranjera se había multiplicado por siete. Todavía en 2000 la población inmigrante apenas representaba el 2,3% del total, mientras que cinco años más tarde suponía el 8,5%. En los últimos cinco años, el incremento medio de población extranjera se sitúa en 560.000 personas al año.
Esta es la principal característica que distingue el fenómeno migratorio de España respecto del resto de países avanzados. España ha pasado a ser en muy poco tiempo un país con un significativo porcentaje de población extranjera, cuando hace apenas siete años éste era un factor casi irrelevante.
La gran importancia otorgada por los medios de comunicación a la inmigración masiva y descontrolada en tanto que factor desencadenante del incremento de la inseguridad ciudadana y, por vía de consecuencia, como causa de un peligroso auge de la extrema derecha política. Esto se planteó de manera muy llamativa, y hasta francamente alarmista en las elecciones presidenciales en Francia.
En este entramado debemos incluir el importante valor que representan los medios de comunicación como instrumentos sociales de difusión de la información e incluso en ocasiones responsables y creadores de opinión. En muchos casos muestran parcialmente la realidad social e incluso proporcionan al individuo una interpretación ya dada de ella. En toda sociedad plural que se precie el papel de los medios es fundamental, pero no es determinante ni puede equipararse cien por ciento con la transmisión fiel de lo real.
No podemos olvidar que las informaciones que llegan al consumidor de información pueden causar en éste uno u otro efecto según estén y sean tratadas, el papel de los medios en la configuración del inmigrante es pues decisivo e importante. Es necesario alertar de que las imágenes que generan los medios muestran tan sólo una lectura como hemos señalado parcial y determinada de la realidad. En el caso que nos ocupa, el de la inmigración, generalmente se ofrece al receptor una imagen negativa del inmigrante, se asocia a éste con la delincuencia, la entrada ilegal..., es decir, se crean una serie de clichés que posteriormente son difundidos como si éstos representasen la realidad total que se tiene al respecto de la situación. Por otra parte y continuando con esta misma línea es importante señalar que sólo en contadas ocasiones y de manera excepcional se escucha la voz del inmigrante, testigo directo y protagonista principal de la noticia.
Todos estos aspectos son muy importantes puesto que hoy en día los medios cumplen una importante labor de socialización y educación, además de ser el principal nexo de unión entre el ciudadano y la realidad.
De la misma forma que con el fenómeno de la pobreza, la inmigración tiene un alto componente de percepción y de relación con el otro. En estos momentos es un tema que se encuentra en el debate público y genera no pocas controversias. Pero esto no significa que antes no existiera el fenómeno migratorio. En el contexto español ha sido una realidad constante durante buena parte de nuestra historia. Lo que sí ha variado es que ahora son ellos y ellas los que vienen a España y, en su inmensa mayoría, para encontrar mejores oportunidades para sus familias.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística, -que no dan cuenta de toda la realidad de la inmigración en España, sino de los inmigrantes regularizados- son muy llamativos en cuanto al aumento en el número de personas que vienen a España y se quedan a trabajar. El gráfico muestra que en los últimos 7 años se ha multiplicado por 5 el número de inmigrantes en España.
La población total de España es de 45 millones de personas, de los cuales cerca de 5 millones son extranjeros, lo que supone un alto porcentaje de empadronados (12 %), según el último Padrón Municipal publicado por el Instituto Nacional de Estadística.
Para completar esta revisión inicial del fenómeno, mencionar que en la actualidad hay dos vías de entrada a nuestro país. Desde la Unión Europea, donde existe libre circulación para los firmantes del Tratado de Schengen (los 15 más Noruega e Islandia); mientras que los ciudadanos no comunitarios llegan, bien con visado -de estancia o de residencia, o bien por la vía irregular, que reviste cientos de formas, dentro de las cuales la más llamativa es la patera, que simboliza como ninguna la dimensión más dramática del fenómeno.
Pero esa realidad, espectacular y trágica como es por las muchas víctimas que acarrea, tan propicia para dar entidad a los espacios informativos, sirve de paso a los grandes medios de comunicación para enmascarar otra, mucho más discreta pero de peso cuantitativo superior, y en cuya denuncia no tienen mayor interés en incidir: la inmigración constante e intensiva procedente de los países del Este europeo. Estamos ante un fenómeno de hondas raíces políticas y económicas
Los desheredados del Este europeo llegaron masivamente y se hicieron legales. Primeramente en Alemania para después, por la libertad de movimientos de la UE, buscarse la vida en cualquier parte. Incluida España. Incluido Portugal, país que, por más que siga siendo de emigración, acoge ya a una población ucraniana que supera en número a la procedente de las viejas colonias de Angola y Guinea. Una población cualificada, pero a la que se da trabajo de ínfima calidad.
Existen diversos estudios realizados sobre el tratamiento informativo de los inmigrantes, tanto en otros países europeos, como en nuestro país. La tónica dominante en todos ellos y, en especial los realizados en nuestro país, es la visión negativa del otro (inmigrante), que privilegia el marco de presentación de la inmigración como un “problema”, más allá de cualquier análisis del porqué de la emigración, de las circunstancias que concurren en los países de origen o de la contribución que los inmigrantes realizan en nuestra sociedad. La mayor parte de las noticias vienen constituidas por dificultades y/o problemas con respecto a la inmigración
Trabajos como el realizado por T.A.van Dijk reflejan estos mismos elementos en buena parte del tratamiento informativo por parte de los medios, para destacar la aparición de una variante de racismo no explícito, un “racismo simbólico”. Este autor confirma los problemas que las personas tienen en declarar abiertamente su oposición a la inmigración, o a calificarla como invasión u otros calificativos, y se escudan en otro tipo de argumentos canalizados por los medios.
La inmigración no debe de constituir un problema y por tanto no debemos de referirnos a esta cuestión como si de un conflicto se tratase, el conflicto tan sólo radica en la mente de aquellos que tratan de imponer lo suyo, lo propio como positivo y en este contexto debemos de incluir tanto a inmigrantes como a nacionales del país receptor. Unos y otros deben convivir y asimilar las costumbres mutuamente, pero no debemos de olvidar que los inmigrantes deben respetar y acatar las “costumbres europeístas” como signo de identidad de una cultura a la cual han llegado y donde pretenden vivir e integrarse.
La inmigración es una realidad noticiable por el hecho de encajar en los criterios que convierten un hecho en noticia cuando responde a la proximidad, la actualidad, la repercusión, el conflicto y la emoción que pueda generar en la audiencia. Desde estos parámetros, la representación mediática de la inmigración está impregnada de conflictividad, dramatismo y alerta. La mayoría de estudios al respecto, ponen de manifiesto el planteamiento y el carácter deshumanizante de las noticias sobre inmigración que, coincidiendo con las políticas de extranjería, se presentan en clave de cifras y no de personas, en clave de intereses económicos y no de aportaciones al país. Esta coincidencia no es casual ya que la mayoría de fuentes con las que se construyen las noticias sobre inmigración, provienen de las instituciones y por tanto, reflejan sobretodo sus intereses y no los de otros.
Los medios abordan la inmigración con un doble tratamiento informativo; por un lado, criminalizador y por otro victimizador y coinciden en la falta de espacio para voces en directo que hablen desde la vivencia y/o de canales que contrarresten esta visión hegemónica del tema a menudo estereotipada.
Incluso se realizan sondeos de opinión que asocian las dos ideas: inmigración y delincuencia. El trabajo de las mafias que trafican con la emigración clandestina se ha multiplicado desde que se endureció la aplicación de los acuerdos de Schengen y se aprobaron nuevas leyes locales contra la inmigración en diferentes países europeos. Por lo general el papel que en la cobertura informativa de los fenómenos relacionados con la inmigración desempeñan los medios de comunicación escritos, contrariamente a lo que algunos puedan pensar, puede considerarse globalmente positivo. Ésa es una de las principales conclusiones que se desprenden de un voluminoso estudio impulsado por la Fundación Jaime Bofill y dirigido por el profesor de la UAB Javier Giró.
Existen sin embargo grandes medios de comunicación que se escandalizan del aumento de las actitudes xenófobas en las sociedades occidentales, incluida la nuestra, y, por otro, contribuyen día tras día al incremento de los sentimientos xenófobos asociando sistemáticamente inmigración y delincuencia. Las secciones de sucesos de los medios de comunicación son hoy en día un permanente ejercicio de incitación a la xenofobia. ¿Cómo? Por la vía de insistir machaconamente en la nacionalidad o la raza de los presuntos delincuentes, «Detenido un marroquí...», «Tres asiáticos...». Jamás veréis que ponga: «Uno de Cuenca roba una joyería» o «Detenido un bilbilitano por “violación.
En gran medida la prensa en general se dedica a informar del fenómeno de la inmigración únicamente en términos de arribo de personas, pero también debemos de tener en cuenta la inmigración es un tema de máximo interés que ha originado cambios socioeconómicos importantes, como la ralentización del envejecimiento de las pirámides de edad o la incorporación de comportamientos específicos como son los hábitos alimentarios, además de su impacto en los principales sectores económicos. Desde una perspectiva de mercado, la población inmigrante representa un segmento de consumo relevante. Se trata de una población nueva a la cual hay que escuchar para dar respuesta a sus demandas y abastecer sus necesidades. Representa un segmento de consumo emergente con una demanda de nuevos productos con características muy particulares. De todos los posibles enfoques que pudieran darse para analizar los fenómenos de la inmigración, esta Tesis pretende descubrir y analizar los comportamientos de compra y consumo de los inmigrantes como un conjunto de segmentos de mercado con características bien diferenciadas que constituyen el segmento de población que más crece en cuantía y en significación económica, así como examinar qué factores hacen que los inmigrantes aceleren o difieren en el tiempo su integración social a través del consumo.
Pero la inmigración también tiene sus sombras. Los servicios públicos van congestionándose, especialmente sanidad y educación. El gasto en de¬sempleo en inmigrantes va aumentando, y sobre todo, el sistema público de pensiones se carga con mayores deudas para el futuro. A todo ello hay que añadir el coste no cuantificable de adaptación que una sociedad precisa para integrar una inmigración tan cuantiosa en tan reducido espacio de tiempo.
La inmigración ha prolongado el ciclo expansivo de la economía española, pero también ha ayudado a acentuar sus desequilibrios, al especializar la economía española en sectores intensivos en factor trabajo poco cualificado. De esta forma se establece un patrón de especialización sectorial contrario a las necesidades de convergencia real de nuestra economía. Esto es así porque la flexibilidad que otorgan los inmigrantes y sus moderadas peticiones salariales han permitido el crecimiento de sectores económicos (agrícola, construcción y determinados servicios) que, de otra forma, se habrían visto restringidos por la escasez de mano de obra. Pero estos sectores suelen caracterizarse por ser muy intensivos en mano de obra poco cualificada, con escasa utilización de capital físico y tecnológico, y con mínima aportación en el campo de la innovación tecnológica. Además, los mismos producen bienes y servicios en general poco exportables, y que, cuando lo son, la exportación es de reducido valor añadido. Por tanto, no es de extrañar que el crecimiento económico de los últimos años se haya caracterizado por ser un crecimiento con escaso incremento de la productividad, bajos crecimientos salariales y ralentización de los ritmos de convergencia real con las economías más desarrolladas. Además, este modelo de expansión tiende al de¬sequilibrio exterior ante la falta de una adecuada oferta exportadora.
En la actualidad el colectivo de extranjeros residentes en España se puede segmentar en tres grandes grupos en función de su procedencia:
1.-América Central y del Sur (principalmente, proceden de Ecuador y Colombia)
2.- África (básicamente, magrebíes)
3.- Resto de Europa (excluido UE-15)

Aunque debemos señalar que no se han distribuido de manera homogénea por la geografía española. Su concentración en la Comunidad Autónoma de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana es superior a la del resto de zonas geográficas.

De los inmigrantes llegados a España los de origen Iberoamericano son los más ahorradores, pues dedican casi un 20 por ciento de sus salarios a las remesas que envían a sus países de origen o a sus cuentas de ahorro, según un informe presentado hoy en la Casa de América de Madrid.